martes, 28 de octubre de 2008

...que no esten cargados...

La suerte es una excusa, una trampa del entendimiento, es un manotazo, un burdo intento por acomodar lo que no llegamos a controlar.

La suerte es un conformismo, es no animarse a luchar hasta las ultimas consecuencias. Es cobardía y siempre un engaño al orgullo propio, ya sea por no tener la fortaleza de aceptar una derrota o bien por tener la debilidad de no seguir buscando la respuesta.
La suerte es una pseudo-respuesta y la creemos la respuesta, es el atajo mas fácil para huir de lo desconocido.
Y que es mas digno de buscar que lo que aun no se conoce?
Lo desconocido es lo menos buscado, en general no buscamos lo desconocido o al menos intentamos con todas las fuerzas “encajar” eso que no sabemos que es, en alguna categoría que nuestra capacidad de asombro tolere y acepte. Y así “funcionamos”, creyendo que es meritorio descubrir lo que nos hemos convencido (vaya a saber por que) que debemos descubrir. De esa manera la suerte soluciona el resto, nos da la respuesta mas cómoda y simple si algo escapa y nos mueve el mundo de verdad.
El azar no es mas que una definición, es el nombre que le hemos puesto a eso que no comprendemos, a aquello que resulta tan complejo o inabarcable que no podemos conocer y entender sus causas; (que lógicamente existen) y por lo tanto no podemos controlar.
En esto como en todo hay grados; la suerte a veces enmascara la carencia de voluntad para buscar esas causas, a veces la imposibilidad de hacerlo o bien la frustración por haberlo intentado y no llegar a lograrlo.
Pero quizás la importancia radique mas que nada no en negar la suerte o no utilizarla sino en ser concientes de su origen, su función y lo paralizante que resulta la mayoría de las veces.

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